Control de Náuseas y Vértigo Inducidos por Ansiedad: El Papel de la Fisioterapia
- Luis Araujo
- hace 11 minutos
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¿Por qué aparecen estos síntomas?
Cuando sufrimos ansiedad, el sistema nervioso entra en modo “alerta”. El cuerpo interpreta el entorno como peligroso, aunque no exista una amenaza real.
Esto desencadena respuestas fisiológicas automáticas:
Hiperactivación del sistema simpático (el que nos prepara para “huir o luchar”).
Cambios en la respiración (hiperventilación).
Tensión muscular (especialmente en cuello y hombros).
Alteración de la función vestibular (el sistema que regula el equilibrio).
Cambios en el flujo sanguíneo digestivo, provocando náuseas o “nudo en el estómago”.

Así, el mareo y la inestabilidad, junto a las náuseas, pueden aparecer incluso cuando no hay un problema físico real en el oído interno ni en el aparato digestivo.
¿Cómo ayuda la fisioterapia?
La fisioterapia aborda estos síntomas desde varios frentes:
1. Reeducación respiratoria
Enseñar a la persona a identificar y revertir la hiperventilación (respirar rápido y superficial).
Técnicas de respiración diafragmática, lentas y profundas, para activar el sistema parasimpático (relajación).
Ejercicios de control del ritmo respiratorio, que ayudan a cortar el ciclo de mareo-ansiedad-mareo.
2. Terapia manual y trabajo cervical
El estrés y la ansiedad tensan la musculatura del cuello y la nuca, zonas muy relacionadas con el equilibrio.
Masaje, liberación miofascial y movilización suave de la columna cervical pueden aliviar síntomas de vértigo y náuseas.
A veces, los músculos suboccipitales (base del cráneo) son los grandes olvidados: su relajación puede tener efectos casi inmediatos.
3. Ejercicios vestibulares adaptados
No todos los mareos son iguales. Cuando no hay lesión vestibular real, se usan ejercicios de habituación y exposición progresiva a movimientos que provocan vértigo.
Movimientos suaves de cabeza, enfoque visual, cambios de posición, realizados de manera gradual, ayudan al cerebro a “entrenar” su tolerancia y reducir la hipersensibilidad al movimiento.
4. Educación y control postural
Enseñar a la persona a identificar posturas y situaciones que agravan los síntomas.
Mejorar la ergonomía en el trabajo, reducir el tiempo en pantallas, aprender a “desconectar” físicamente.
5. Técnicas de relajación y conciencia corporal
Relajación muscular progresiva, mindfulness y técnicas de body-scan para tomar conciencia de la tensión y liberarla.
En algunos casos, se combina con fisioterapia respiratoria y ejercicios de integración sensorial.
Ejemplo real de intervención
Laura, 39 años, acude por vértigo y náuseas que aparecen en épocas de mucho estrés. No hay patología vestibular ni digestiva diagnosticada. El fisio evalúa su respiración (muy superficial), tensión cervical y su sensibilidad a los movimientos rápidos de cabeza. Tras 5 sesiones combinando educación, respiración diafragmática, masaje cervical y ejercicios de exposición progresiva, los síntomas disminuyen en frecuencia e intensidad. Laura aprende a usar las herramientas cuando siente que va a recaer.
¿Por qué es importante la fisioterapia aquí?
Porque no todo es psicológico: aunque el origen sea la ansiedad, los síntomas son físicos y se pueden modular desde el cuerpo.
Porque la fisioterapia devuelve el control a la persona sobre su cuerpo.
Porque enseña estrategias activas, no solo pasivas, para gestionar los síntomas en el día a día.
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